Un ‘Rinconcito’ de grietas en Girón

“Vivimos aquí desde la avalancha del 2005; algunos han salido y otros estamos aún acá porque no nos han solucionado nada”, explica Luz Dary Sandoval, mientras mira cómo varias casas del asentamiento humano Rinconcito de Oro en Girón registran grandes grietas.

Como ella numerosos vecinos aseguran que el mayor problema comenzó “hace aproximadamente un mes con la construcción de un muro de contención” cercano, cuyas vibraciones intensas los estaría afectando.

“Las casas se nos están agrietando hace más de una semana. Estábamos aquí a las 6:00 de la tarde cuando las casas se rajaron. La parte de atrás de mi casa lleva tres semanas que se abrió”, agregó Marta Cecilia Jiménez, otra de las residentes.

Para Mayorly Badillo, su vivienda ya se perdió pues se derrumbó luego de que se desbarrancaran zonas aledañas. “Como a la 1:30 de la mañana se cayó todo y me tocó salir con mis tres hijos, soy madre soltera y no tengo trabajo”, recordó. Ahora están en el sector en un cambuche.

Sin respuestas

Con todos estos testimonios, los vecinos aseguran que han “llamado e ido por distintas formas a la Alcaldía para que nos presten atención, pero han hecho caso omiso. 

“Ayer nos hicieron salir corriendo, saqué todo porque la casa se podía caer. Pero también tenemos miedo de un aguacero, que por las grietas grandes se filtre el agua y la casa corra hacia el vacío”, insiste Marta Cecilia en su angustia.

Por su parte, Luz Dary comenta que ante la insinuación de que se vayan del lugar, se preguntan si van a poder regresar a sus viviendas, que es todo lo que tienen. 

“Parábamos un muro y todos llegaban – Secretaría de Gobierno y Espacio Público – y no dejaban hacerlo; pero ahora que se nos va a caer la casa no llega ninguno.

“Hemos buscado a la Secretaría de Gobierno, de Vivienda, de Infraestructura; radicamos papeles ante la Personería y la Central de Riesgo, y estamos esperando que contesten lo más rápido posible porque estamos en un riego inminente”, agrega. 

Mientras eso ocurre, permanecen "sin poder dormir. Llorando porque se me desgarra el corazón de pensar que en cualquier momento la casa se puede ir, donde hemos vivido tantos años y por lo que hemos trabajado tanto”, lamenta Marta Cecilia.