A los ‘Madederos’ les acabaron el contrabando internacional

Una operación minuciosa de la Policía Fiscal y Aduanera junto a la Dian y la Fiscalía logró ‘tumbar’ a la organización criminal ‘Los Madederos’, que encaletaba contrabando de cigarrillos en cargamentos de madera para ingresarlo a Colombia evadiendo a las autoridades.

La investigación comenzó en 2019 usando medios técnicos y tecnológicos, con los cuales capturaron y enviaron a la cárcel a seis personas por favorecimiento al contrabando, concierto para delinquir con fines de contrabando y fabricación y comercialización de sustancias nocivas para la salud.

Según los uniformados, la carga ilegal era traída desde Asia y Centroamérica para comercializarla en lugares como Maicao, Valledupar, Santa Marta y Bucaramanga.

Alias ‘María’, con 35 años en el mundo criminal, habría burlado a las autoridades durante tres décadas utilizando como estrategia el no sobrepasar la cuantía del valor del contrabando con la modalidad de ‘hormigueo’.

Esta mujer, señalada cabecilla de la organización criminal, era la encargada de coordinar y financiar la compra del cigarrillo de procedencia extranjera en La Guajira.

Así mismo coordinaba con los demás integrantes el transporte y la distribución de la mercancía hasta su destino final, principalmente Santander, Cundinamarca y Nariño.

Los delincuentes alquilaban parqueaderos y bodegas mientras distribuían las mercancías, sin repetir lugar de almacenamiento para no dejar rastros.

Durante la investigación se realizaron diferentes afectaciones a esta organización, a la que se le incautaron cigarrillos en pequeñas cantidades por un valor superior a los mil 500 millones de pesos.

Los integrantes se distribuían roles para conseguir clientes, quienes también fungían como informantes de esta estructura criminal. Estos últimos alertaban a alias ‘María’ sobre la presencia de las autoridades en los ejes viales y esta mujer le pagaba entre 50 mil y 70 mil pesos a los conductores por transportar 500 cajetillas de cigarrillo de contrabando.

Junto a sus cómplices ocultaba el ilícito especialmente en vehículos que transportaban madera, los cuales cubrían rutas como Maicao-Santa Marta-La Paz (Cesar)-Valledupar, hasta llegar a San Alberto, para luego tomar la vía alterna hacia Bucaramanga o la vía del Magdalena Medio hacia Bogotá, Cali-Ipiales-Ecuador.