Habló esposa de conductor de bus y madre de dos de las heridas

Por donde se mire, Marlén Ávila enfrenta crudas y dolorosas realidades desde el pasado martes, cuando su amado esposo, Jaime Osorio, terminó accidentándose en el bus escolar que conducía por el corregimiento de la Laguna de Ortices en San Andrés Santander.

En ese devastador siniestro vial, en el que murieron seis niños y resultaron heridos otros 14, salió bastante lesionado él y también sus dos hijitas de 7 y 10 años, que lo acompañaban en la ruta.

Su compañero sigue interno en el Hospital Regional García Rovira de Málaga, descompuesto emocionalmente por lo ocurrido y preocupado por sus niñas, en especial por la menor.

Mientras que la mayor, Erika Lorena Osorio ya fue dada de alta y se encuentra en recuperación, la más pequeña Jenny Gabriela permanece con pronóstico reservado en la UCI del Hospital Internacional de Colombia en Piedecuesta, hasta donde fue remitida en avión.

"Está estable, muy enferma, golpeada, tiene muchos raspones, no me han dicho mucho. Está en la UCI, estoy con ella las 24 horas, está sedada para que no se mueva y no sienta dolor, toca dejarla quieta, dormida, no moverla.

“La intervinieron porque tenía un vaso roto y le taparon ese vaso para que no siguiera sangrando por dentro", expresó con mucha preocupación Marlén, quien a veces se habla con su esposo a través de videollamadas para darle partes médicos.

Sin embargo, en la impresión en que aún se mantiene el hombre, solo pronuncia palabra para preguntar por su pequeñita, según cuenta Ávila.

“Él está mejor, sigue en UCI. Le cuento que la niña estaba mejor para que él se recupere, pero él está muy mal, está en shock, me pregunta mucho por su niña, qué cómo está; solo me dice dos palabras, ¿cómo está la niña? y se cansa”.

Marlén asegura que no ha “podido hablar nada del accidente con él. Solo pregunta por la niña, me dice que no le diga mentiras. Él está en trauma, afectado como papá, como tío, primo de los niños, como amigo, es una vereda donde todos nos conocemos, todos somos de la familia, hay ahijados".

Todo esto ella lo revela entre lágrimas de incertidumbre y de luto, mientras ruega al cielo por un milagro por sus seres queridos y por la paz de las otras familias.