Tras el robo, recuperaron su moto, pero no su vida

Hacia las 10:30 de la noche de este lunes cambio para siempre el destino de ‘Caliche’, como le decían de cariño a Carlos Augusto Ruiz Jaimes de 24 años, quien se movilizaba en moto por el Anillo Vial entre Floridablanca y Girón, en el momento en que hombres armados lo interceptaron.

La víctima conducía una Yamaha DT de color vino tinto y placa GLA-46A, del año 97, pasando por el sector de la glorieta de Makro… hasta que la muerte lo emboscó en un hurto.

Apenas salía de su jornada laboral en el MacPollo de la vía a Chimitá y se dirigía hacia el barrio La Cumbre, donde residiría con sus padres. En su ruta iba acompañado de un amigo a bordo de otra moto.

Esta otra persona se adelantó unos cuantos metros mientras ‘Caliche’ al parecer frenó un poco frente al cementerio de Tierra Santa para echarse la bendición, recordando quizá a algún ser querido fallecido.

Cuando volvió a avanzar para tomar la glorieta, con la intención tal vez de entrar por la vía a La Foscal, dos sujetos en una moto RX lo alcanzaron y le dieron un disparo al tórax, que lo atravesó entre las costillas.

No es muy claro si hubo amenazas a las que Carlos Augusto se resistió o si la crueldad de los delincuentes habría sido desbordada, pero lo tumbaron con aquella bala para arrebatarle la moto y de paso la vida.

El amigo de ‘Caliche’ alcanzó a ver algo de lo ocurrido y corrió hacia él para ver cómo estaba y para pedir ayuda, aunque asegura que fue una larga espera. Al ser recogido por paramédicos rumbo a la Foscal, la víctima falleció en el camino.

Mientras, los asesinos habrían tomado camino hacia Girón. Un taxista habría sospechado de su actuar, cayendo en cuenta que un delito se cometía, por lo cual los habría perseguido con cuidado hasta que vio que a la altura de las bodegas de San Jorge se saltaron un separador para meterse a la parte posterior. Ahí les perdió el rastro.

Sin embargo, la Policía ya había activado un gran dispositivo en la búsqueda de estos delincuentes por la nueva vía a Villamil. Estos se habrían metido por una zona boscosa entre el barrio Valle de los Caballeros y el Laguito.

Ahí, hacia el abismo dejaron las motocicletas, separada una de la otra y como oculta entre la maleza; pero con la información de la comunidad fueron encontradas, junto a unos cascos y una mochila con diversos documentos de otros ciudadanos.

No se sabe si esto último pertenecería al mismo caso, ya que en el matorral suelen esconderse ‘amigos de lo ajeno’, pero de ser así, podría ser evidencia de otras víctimas de estos delincuentes.

Aunque los responsables del crimen se alcanzaron a volar entre la oscuridad y boscosidad, las autoridades recopilaron huellas y otras evidencias para identificarlos pronto.