Noche 'infernal' por un cortocircuito en el Mutis

En la calle 59 con carrera 1W-58 del barrio Mutis en Bucaramanga, los cuatro adultos y un menor de edad arrendados en un apartamento del 4to piso, despertaron de forma repentina esta madrugada al percibir que el fuego se estaba ‘apoderando’ de una de las habitaciones. 

Julio César Castillo, arrendador directo, asegura que se paró de un brinco cuando su amada le dijo que “el niño se estaba quemando”, hacia la 1:00 a.m.

En efecto, Samuelito, un menor de 11 años que vive en alquiler en uno de los cuartos junto a su papá, quien estaba trabajando a esa hora en su turno como taxista, alcanzó a lesionarse un poco en un pie, ya que un cortocircuito generó que su colchón se ‘envolviera’ en fuego.

“Fue que mi señora vio que el niño estaba sacando agua para tratar de apagar, y que había una luz por debajo de la puerta; entonces ella se asomó y la habitación donde dormía él (Samuelito) estaba prendida”.

De inmediato, Julio César fue “a traer agua del lavadero pa’ echarle al colchón, que estaba con tremenda llamarada. Pero no, eso avivó más la candela, parecía que el agua fuera gasolina, prendió más”.

La escena de horror empeoró, ya que “la candela se esparció por el techo, que es de machimbre, y se pasó para otro lado; yo creo que se alcanzó a quemar como el 90 por ciento del apartamento (…) se salvó la habitación principal, porque estaba la puerta cerrada yo creo”, lamentó Julio César.

Grandes pérdidas, en minutos

Ante la emergencia, el Cuerpo de Bomberos de Bucaramanga acudió rápidamente para combatir la deflagración, mientras habitantes del sector rogaban al cielo para que esta acabara pronto la terrible situación.

Sin embargo, las llamas ‘hambrientas’ devoraron muchas de las pertenencias de los residentes de este apartamento, antes de que los rescatistas lograran darle fin al incendio.

Incluso, vecinos vieron a Samuelito llorar por haber perdido su ropa, sus cosas y su camita, al igual que los otros vivientes.

Ya con la llegada del amanecer, los afectados volvieron a tomar ánimos para iniciar la limpieza de la vivienda, ver si algo se podía recuperar entre las cenizas y el agua, y salir adelante.

El propietario del apartamento incendiado, les brindó su ayuda a los inquilinos, según Julio César, ya que esta persona “tiene un hotel, dijo que nos colaboraba con la posada mientras que él mandaba a arreglar; que, si queríamos, podíamos seguir, porque llevamos casi cinco años acá”.