Policía santandereano fue asesinado en un atentado en Cali

La provincia de García Rovira amaneció de luto tras confirmarse que uno de los policías asesinados en el atentado con explosivos ocurrido en Cali era oriundo de San Miguel, Santander. Se trataba del subintendente Jorge Leandro Gómez Ochoa, de 36 años, quien llevaba 15 años vinculado a la Policía Nacional.

Gómez Ochoa era conocido en su municipio como un hombre disciplinado, orgulloso de su uniforme y profundamente comprometido con su labor. Casado y padre de dos hijos, había salido hace años de la vereda Zaragoza para cumplir su sueño de servir al país desde la institución policial, una decisión que hoy enluta a su familia y a toda su comunidad.

Mientras en Santander se confirmaba su identidad, en Cali las autoridades reconstruían lo ocurrido durante la madrugada del martes 16 de diciembre. A las 3:55 a. m., una fuerte explosión sacudió el barrio Mariano Ramos, en el suroriente de la ciudad, despertando a decenas de residentes que salieron a la calle sin entender qué había ocurrido.

El estallido se produjo cerca de un CAI de la Policía, en inmediaciones de la carrera 50 con avenida Simón Bolívar. Según la información oficial, el ataque fue dirigido contra una patrulla policial que adelantaba labores de vigilancia. Los artefactos explosivos habrían sido ocultos dentro de un colchón abandonado en la zona.

El general Henry Bello, comandante de la Policía Metropolitana de Cali, confirmó que el atentado dejó dos uniformados muertos. Además del subintendente Gómez Ochoa, falleció el subintendente Robert Steven Melo Londoño, de 33 años, oriundo del municipio de Pradera, Valle del Cauca, quien llevaba 12 años de servicio.

Tras la explosión, ciudadanos y compañeros auxiliaron a los policías heridos y los trasladaron de urgencia a la Clínica Valle del Lili. Sin embargo, pese a los esfuerzos médicos, ambos fallecieron horas después debido a la gravedad de las lesiones.

Desde San Miguel, la reacción fue inmediata. La Alcaldía municipal expresó su rechazo al atentado y su profundo dolor por la pérdida de uno de sus hijos. El alcalde Jhon Jairo Sandoval Sandoval destacó la trayectoria del subintendente y lo recordó como un ejemplo de vocación, valentía y compromiso con la seguridad del país.

A nivel nacional, el director de la Policía Nacional, brigadier general William Oswaldo Rincón Zambrano, condenó el ataque y calificó el crimen como un acto cobarde. Reiteró que la institución acompañará a las familias de las víctimas y que se desplegarán todos los esfuerzos para dar con los responsables.

Aunque el atentado ocurrió en medio del paro armado anunciado por el ELN, hasta el momento ninguna autoridad ha atribuido oficialmente la autoría del ataque a un grupo armado específico. Las investigaciones continúan mientras Cali permanece en alerta y se refuerzan los dispositivos de seguridad.

En San Miguel, entretanto, el dolor es más íntimo. No se habla de explosivos ni de estrategias criminales, sino de un hombre que salió de su tierra para servir y que hoy regresa convertido en memoria. Un nombre más que se suma a la lista de policías caídos, pero que en su pueblo será recordado simplemente como Jorge, el hijo de Zaragoza.