Se repite el horror en Estados Unidos debido a un nuevo tiroteo, esta vez en un hospital de Tulsa, Oklahoma, donde cuatro personas resultaron muertas y varias más heridas. El tirador también murió.
El horror vuelve a los Estados Unidos con otro tiroteo, que esta vez dejó cuatro personas muertas y varias con heridas leves al interior del Hospital Saint Francis en Tulsa, Oklahoma.
En mayo 14 y mayo 24 otras dos masacres estremecieron a la nación; la primera en un supermercado de Buffalo, Nueva York, donde un hombre blanco de 18 años acabó con la vía de 10 personas, mayoritariamente negras, y la segunda en una escuela primaria de Uvalde, Texas, donde 19 niños y dos profesoras fueron asesinadas por otro hombre de 18 años.
En el caso reciente de Oklahoma, ocurrió en la tarde de este miércoles, cuando el tirador – de entre 35 y 40 años - ingresó con un rifle y una pistola, al parecer en un ataque que no habría sido aleatorio.
Declaraciones de testigos recopilada por el New York Times, indican que uno de los pacientes se habría encontrado con el homicida armado, y que este “atacante le dijo a él y a su esposa que se fueran, que no estaba ahí por él”.
Ante la llegada pronta de la Policía, en una respuesta de menos de cuatro minutos, se logró evitar un mayor número de víctimas mortales, según las autoridades.
Eric Dalgleish, subcomandante de la Policía local, detalló que además de los cuatro civiles muertos también se halló el cuerpo del tirador; se especula que el mismo sujeto se provocó los disparos letales.
Dalgleish agregó que, tras la llamada de emergencia, "los agentes de policía que llegaron escucharon disparos en el edificio y eso fue lo que los dirigió al segundo piso", donde ocurrió el horroroso episodio.
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