Los héroes de 4 patas en el atentado del 11 de Septiembre

En el vigésimo aniversario del atentado a las torres gemelas de Nueva York ha revivido, como cada 11 de septiembre, todas las historias del lamentable acontecimiento que cobró más de 3000 vidas. Pero también, permite recordar las valerosas acciones de rescatistas que trabajaron arduamente durante varios días en el World Trade Center, entre ellos cerca de 300 perros que realizaron tareas de búsqueda, rescate, recuperación y terapia.

Estos perros son los protagonistas en la muestra 'Recordando el 11-S: Perros de búsqueda y rescate', que se puede ver en el 9/11 Memorial & Museum.

Junto a sus guías, los perros trabajaron de forma incansable y lograron resultados importantes. Salvaron algunas vidas, brindaron apoyo emocional a los rescatistas, recuperaron cadáveres, entre otras labores.

A pesar de no encontrar a muchas personas con vida, su presencia en la zona cero y su perseverancia fue una inspiración para muchos enfermeros, policías y bomberos que trabajaban sin descanso durante aquellas trágicas jornadas. La compañía de estos animales ayudó psicológicamente a muchos trabajadores que estaban agotados y desesperados.

Se conoció además que algunos de los perros de rescate se estresaron en gran medida tras sólo encontrar cadáveres, por lo que sus entrenadores tuvieron que enterrarse ellos y fingir que los rescataban para animarlos a seguir.

Algunos de ellos

El primero de los perros en llegar a las torres fue Apollo, un pastor alemán de la unidad K-9 del Departamento de Policía de Nueva York que llegó a la Zona Cero solo 15 minutos después del colapso de las torres.

“Llegamos justo después de que los edificios se derrumbaron. Para ir hasta los escombros, tuvimos que pasar por aguas casi profundas. De repente él desapareció, cayó en un agujero. Luego, una gran bola de fuego se acercó y él salió corriendo; estaba en llamas. Quité las brasas ardientes y él volvió a buscar”, contó el oficial Peter Davis quien trabajó con Apollo en el lugar.

 Los labradores Salty y Rosselle, perros de asistencia, ayudaron a sus humanos ciegos -y a decenas de personas que se fueron sumando poco a poco- a bajar más de 70 pisos de la Torre 1 y, una vez en la calle, los guiaron hasta un lugar seguro y así cada uno cumplió su heroica labor.

Hoy, 20 años después, ninguno está con vida; Bretagne, una golden retriever que trajo consuelo a los rescatistas y bomberos, fue el último perro de servicio que murió en 2016. Pero en la historia quedará el recuerdo de Sirius, un perro de detección de explosivos del Departamento de Policía de New Jersey, fue el único que murió en el ataque del 11 de septiembre.

Desafortunadamente, cuando el edificio colapsó, Sirius, un labrador de 4 años, se encontraba en la parte baja de la torre, dentro del transportín.