Diez exmilitares reconocieron falsos positivos ante la JEP

“Los secuestrábamos, los llevábamos, los asesinábamos, esa es la verdad (…) un delincuente cuando ve a las autoridades huye, pero un inocente confía y no huía”, esa fue una de las escalofriantes confesiones entregadas por diez exmilitares que reconocieron públicamente su participación en los llamados ‘Falsos Positivos’.

La audiencia de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, se llevó a cabo este martes en Ocaña, Norte de Santander, delante de familiares de las víctimas.

Quienes declararon su responsabilidad en estas ejecuciones extrajudiciales fueron un general, cuatro coroneles y otros cinco uniformados retirados del Ejército, que además pidieron perdón por estos asesinatos, que fueron presentados como si fueran bajas en combate.

En medio de dolorosos detalles de esta práctica, el cabo en retiro Néstor Salazar – quien no solo mató de forma directa a inocentes, sino que también hizo listas para que otros uniformados también los asesinaran – fue quien inició las declaraciones.

“Yo ejecuté, asesiné familiares de los que están acá, llevándolos con mentiras, con engaños, asesinándolos cruelmente. Dejar unos hijos sin padre, madres sin hijos”, manifestó Salazar.

En sus confesiones, los exmilitares admitieron que toda esta actuación criminal fue realizada “por tener contento a un Gobierno”, pues – en palabras del Cabo retirado - “había que buscar los resultados como fuera. Teníamos contacto con grupos paramilitares de la región, más que todo de Aguachica, para conseguir armas”.

Salazar aceptó que se encargó de conseguir armas de fuego para implantarlas sobre los cuerpos de estos ciudadanos inocentes y así inculparlos.

“Le arrebaté la ilusión a sus hijos, le desgarré el corazón a sus madres por una presión, por unos falsos resultados, por tener contento a un gobierno”, agregó.

Los familiares de las víctimas escudriñaron con preguntas a los exmilitares y les pidieron que, si están en favor de la verdad, confiesen quiénes son “las cabezas de la estructura criminal con la que actuaban por órdenes de superiores”.

También les reclamaron porque para ellos “valía más un premio, unas vacaciones, unas comisiones, condecoraciones, que el dolor de una madre, de una familia”.

Este miércoles las víctimas esperan con ansias la intervención del que para ese entonces era comandante de la Brigada 30 en la región, el general Paulino Coronado; soldados bajo su mando se cometieron estos crímenes.