Este es un ‘Puente’ de amor y solidaridad

En el corregimiento de Puente Sogamoso en Puerto Wilches, Santander, muchos conocen a Samuel García, tras años viéndolo ir y venir para cumplir con los mandados de los vecinos.

Este servicial hombre de 50 años, tiene una discapacidad que de alguna manera no le permite comunicarse a la perfección; pero a su manera, se ha ganado el cariño y la confianza de su comunidad, que conoce su situación como residente de un ranchito de barro y tapia pisada, en el barrio España, sin compañía.

“Ahí vivo solito hace tiempo, desde que mi mamá se murió. Salgo es para ir a trabajar y buscar la comida. Ayudo a un señor en lo que salga, cargo, ‘voltiando duro’ por ahí”, expresa Samuel a su manera, sobre la rutina que lleva.

Sin embargo, un grupo de personas llenas de solidaridad quisieron cambiar un poco su vida y empezaron una campaña, no solo para recoger mercado o elementos de limpieza para él, sino también para construirle una vivienda nueva.

¡Manos a la obra!

Es así como Salvador Corredor, jefe de prensa de la Defensa Civil de Puente Sogamoso, junto a sus compañeros socorristas, miembros del Ejército con una Unidad Especial del Magdalena Medio, y la ciudadanía, se dieron a esta honorable labor.

“Contactamos con comerciantes, recolectamos dinero, e hicimos un recorrido por el pueblo con una motocarga que dispuso mi hermano para recoger ladrillos, cemento y otros materiales”, explica Corredor.

Y aunque no se completó todo lo necesario para llegar al fin de la obra de una vez, esto no fue excusa para no empezar.

Hace cerca de 25 días están en labores. Siguen recolectando elementos por supuesto, ya tienen alguien que donará una puerta y esperan que otros buenos corazones ayuden con otra entrada, dos ventanas y más cemento, mientras un maestro de construcción entrega sus esfuerzos en esta casita.

Todos trabajan con su ‘granito de arena’ para formar un ‘Puente’ Sogamoso que conecte la bondad y la provisión con las necesidades de Samuelito, como lo llaman de cariño, pues buscan mejorar su calidad de vida.

Por su parte, Samuel, el centro de todo este ajetreo, en palabras sencillas pero con profunda convicción, asegura estar feliz por todo lo que hacen por él y agradece a su corregimiento entero por esta gran muestra de afecto.