Nuestros vecinos del barrio 12 de Octubre de Bucaramanga necesitan su ayuda

El incendio que golpeó al asentamiento ubicado en el barrio 12 de Octubre no terminó cuando se apagó el fuego. Para 55 familias, la verdadera emergencia comenzó después, cuando amanecieron sin techo, sin ropa, sin muebles y sin certezas. Son 163 personas las que hoy dependen de la ayuda institucional y ciudadana para cubrir necesidades básicas que, hasta hace pocos días, daban por sentadas.

La conflagración ocurrió en un punto catalogado como de alto riesgo en la Comuna 4 de Bucaramanga, sobre la escarpa occidental de la meseta. La zona, caracterizada por construcciones precarias y difícil acceso, facilitó que el fuego se propagara rápidamente, consumiendo viviendas en cuestión de minutos.

La alerta se registró hacia las 9:15 de la noche del viernes, cuando una llamada a la línea de emergencias advirtió sobre un incendio fuera de control. En cuestión de minutos, el Cuerpo Oficial de Bomberos de Bucaramanga desplegó unidades desde varias estaciones ante la magnitud del evento.

Al llegar, los socorristas se enfrentaron a un escenario crítico: múltiples focos activos, viviendas muy cercanas entre sí y el riesgo inminente de que el fuego se extendiera a sectores vecinos. La emergencia obligó a activar todas las capacidades disponibles, incluyendo carrotanques, máquinas contraincendios y refuerzos externos.

Bomberos de Floridablanca se sumaron con personal y equipos especializados, fortaleciendo un operativo que involucró a 16 unidades, dos oficiales y al director de la institución, Jorge Eduardo Villarreal Capacho. A la respuesta se articularon también la Policía Metropolitana, la Defensa Civil, la Cruz Roja y el Acueducto de Bucaramanga.

El balance humano dejó cuatro personas lesionadas. Dos de ellas debieron ser trasladadas a centros médicos, mientras que otras fueron atendidas en el lugar por inhalación de humo. A esto se suma una pérdida menos visible, pero igual de dolorosa: varios animales domésticos murieron durante el incendio.

Con el control total de la emergencia, inició una segunda fase igual de compleja: la atención a los damnificados. Sin pertenencias ni vivienda, muchas familias quedaron dependiendo de donaciones inmediatas para alimentación, abrigo y descanso básico.

La Alcaldía de Bucaramanga activó el proceso de caracterización de los afectados y, de manera paralela, lanzó un llamado a la solidaridad ciudadana. El objetivo es recolectar ropa en buen estado, calzado, alimentos no perecederos, artículos de aseo, medicamentos, cobijas, colchones y utensilios esenciales.

Desde distintos sectores también se han organizado puntos de acopio y jornadas espontáneas de ayuda, impulsadas por ciudadanos que llegaron al lugar con lo que tenían a la mano. Cada aporte, aunque parezca mínimo, representa una diferencia tangible para quienes hoy no cuentan con lo básico.

Mientras las autoridades investigan las causas del incendio, el sector de Las Pilas enfrenta una reconstrucción que no solo será material. El reto es devolver estabilidad, seguridad y dignidad a familias que, en una sola noche, vieron desaparecer el esfuerzo de toda una vida.