La voz detrás de un ataque sexual

Reservando su identidad, una joven residente del barrio El Laguito, en Girón, contó para Ké se dice el momento en que un sujeto la agredió sexualmente, amenazándola con un cuchillo, sin importar que iba con su hijo de 6 años.  

Pese a que la mujer fue rescatada por la comunidad, que se enteró por el pedido de auxilio del niño y que se detuvo y reprendió al señalado atacante, la experiencia desagradable marcó su vida.

 Ella narra que eran cerca de las 9:00 de la noche mientras entraba al barrio “con el niño y ya lo había visto (al agresor) cuando comencé a tomar el destapado. Me le quedé mirando, pero parecía normal, no parecía ñero, no traía aretes, venia bien vestido con un polito rosado, pantalón oscuro y tapabocas negro”, describe.

“Incluso sentí un alivio porque a esa hora sube gente y siempre me ha dado cosa entrar sola. Pensé entonces que iba acompañada. Pero después de que pasé la primera subidita, de repente veo que la sombra comienza a acercarse hacia a mí; cuando volteo ya tengo al ‘man’ con el cuchillo en mi cara, gritándome: ¡Tire ese chino al barranco, tírelo!

“Obviamente yo qué iba a lanzar a mi hijo al monte, lo que hice fue empujar el niño hacia la mitad de la carretera. Ahí es cuando el tipo me empuja y termina de tirar al barranco. Después de eso cae detrás de mí y quedé en una posición incómoda donde el quedó de frente con el cuchillo obligándome a tocarle las partes íntimas con la cara”.

En esa oscura situación ‘alumbró’ la valentía de su pequeño, pues escuchó que él “gritaba: ¡Auxilio, auxilio!; subieron dos motos, pero parece que nadie le paraba”, recuerda la joven.

“Entonces, mi hijo de 6 años salió corriendo y llegó al barrio a pedir ayuda. Digo que fue un lapso como de cinco minutos en silencio y luego escuché que los vecinos gritaban que dónde estaba, pero él no dejaba de apuntarme con el cuchillo a la cara. Hasta que un muchacho alumbró y dijo: ¡Aquí está! Fue cuando el ‘man’ me dejó en paz, comienzo a gritar y empieza toda la comunidad detrás de él”.

Para la víctima, más que física, fue una afectación sicológica, pues, como narra, la obligaron “a hacer cosas que no sabría cómo explicar”. Ahora, después de la captura del hombre, para ella es “duro que lo que más critican es que me haya bañado y se hayan ido las evidencias; pero es injusto que no se pongan en el lugar de uno, porque yo me sentía sucia, incluso aún me siento sucia”… y en esas palabras se le quiebra la voz.

“Se supone que la Fiscalía lo tiene y que con mi denuncia debería estar preso, pero no sé más nada. Pido como mujer y habitante del Laguito que, si hay la posibilidad, se pongan un CAI acá. Esta vez corrí suerte por mi hijo de seis años, pero hay muchas mujeres que suben con niños más pequeños, o adolescente, porque todos tenemos que trabajar de alguna manera, pero uno no puede esperanzarse en que alguien baje y lo ayude”. Para evitar más horrores se necesitan medidas.