De flores y banderas a un rotundo no: en un giro inesperado, el presidente Gustavo Petro primero llamó a recibir a los migrantes deportados desde EE. UU. con gestos de humanidad, pero horas después desautorizó la entrada de los aviones con colombianos. La decisión llega tras las redadas masivas y deportaciones llevadas a cabo por las autoridades estadounidenses, que han sido calificadas como la mayor operación de expulsión de la historia.
En plena madrugada, mientras muchos dormían, el presidente Gustavo Petro sacudió las redes sociales con un mensaje contundente: no permitirá que aviones de Estados Unidos con migrantes colombianos deportados aterricen en el país. “Estados Unidos no puede tratar como delincuentes a los migrantes colombianos. Antes de recibirlos, debe establecer un protocolo de tratamiento digno”, expresó a través de su cuenta de X, encendiendo el debate.
El anuncio llegó luego de que se supiera que la Casa Blanca había organizado redadas masivas por todo el territorio estadounidense. Según cifras oficiales, 538 personas indocumentadas fueron arrestadas en un solo día, muchas de ellas deportadas en aviones militares bajo estrictas medidas de seguridad. Desde el despacho presidencial, Petro dejó claro que no aceptará este trato hacia sus compatriotas.
Un aterrizaje cancelado y un mensaje claro.
Inicialmente, el mandatario había advertido que el primer avión con deportados llegaría a las 6:45 de la mañana y el segundo a las 10:00 am. Sin embargo, su postura cambió individualmente. Con una mezcla de indignación y firmeza, Petro pidió que Colombia reciba a los migrantes con “banderas y flores”, un gesto que busca dignificar a quienes han enfrentado el duro camino del exilio.
Desde el otro lado del hemisferio, Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, calificó las redadas como “la mayor operación de deportación masiva de la historia”. A través de redes sociales, las imágenes de estas redadas han generado indignación global. Los videos muestran cómo los agentes irrumpieron en negocios y viviendas, dejando familias destrozadas y comunidades migrantes en un estado de zozobra.
Mientras tanto, las relaciones entre Colombia y Estados Unidos atraviesan un momento delicado. Petro no solo desafiaba las políticas migratorias de una potencia mundial, sino que también reitera su compromiso con los derechos humanos. En las calles y en las redes, este gesto ha generado apoyo y críticas a partes iguales.
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